Según el diccionario la conciencia es un acto psicológico y fisiológico mediante el cual un individuo se aprecia a sí mismo, reconociendo sus potencialidades y debilidades.
Nuestra conciencia corporal
De igual forma es aceptarse con sus características físicas, morales o espirituales y saber cuál es su rol dentro de la sociedad y el mundo que lo circunda.
Es sencillamente la actitud que se toma ante hechos plausibles o no, permitiéndote asumir tus consecuencias y tomar las decisiones pertinentes. Mantenerse despierto, darse cuenta de quién eres y en dónde estás es importante, así no caerás en contradicciones.
Al hablar de la conciencia corporal nos referimos al conocimiento que debes tener de ti, pasando por internalizar tu aspecto físico, estado de ánimo, emociones internas y reacciones que te producen ciertos estímulos.
Tus movimientos, lenguaje, la postura, conducta e intenciones son algunas respuestas. Es la información que ofreces a los demás para que te perciban tal como eres.
Es necesario desarrollar este tipo de conciencia quien se encuentra en nosotros desde los primeros días de vida, para escuchar los mensajes que el cuerpo emite.
Así harás los cambios que favorecerán tus relaciones interpersonales, aumentarán tu sensibilidad y tomarás el control de ti mismo. Debido a que progresivamente el ser humano va descubriéndose y su cerebro organiza los movimientos, la coordinación y el equilibrio entran en juego hasta que él sea capaz de poder dominarlos.
Este es un fenómeno que como por arte de magia nos recuerda quiénes somos y en dónde estamos.
El cuerpo es un templo: nos identifica
Es el sostén y también tu carta de presentación y te transporta de un sitio a otro. Con él te expresas, comunicas, sientes dolor o placer e interactúas con otros cuerpos.
Es un instrumento indispensable para conocerte y no vivir aislado del mundo. Pero cuando la dinámica diaria te aleja de esa comunicación cuerpo/espíritu y no le das atención suficiente a tu organismo, entonces reacciona dando paso a la ansiedad, tensión muscular, el nerviosismo y estrés.
Así que fortalécete, no dejes que la desmotivación se apodere de ti, para ello te damos algunas fórmulas:
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- En primer lugar escúchate, ocasionalmente estás tan ocupado en obligaciones o compromisos ajenos que pasan desapercibidas tus intuiciones.
- Obsérvate internamente y comprenderás tus necesidades.
- Cuida no sólo tu aspecto físico sino también el intelectual, ya que ambos se complementan.
- Aliméntate sanamente, has ejercicios, camina, cuida tu higiene personal, atraparás miradas. Lee, estudia e investiga y pon en práctica lo que has aprendido.
- a mente y el cuerpo en equilibrio constante garantizan tu bienestar; debido a que una te hace revivir recuerdos y planificar metas futuras, el otro te motiva a través de los sentidos. La valoración en este caso es positiva, al sentirte cómodo con el esquema corporal que se muestra en tu apariencia, lo que llamamos autoestima.
- Los gestos también te delatan, por eso son claves en la comunicación no verbal. La expresión facial, tu timbre e intensidad de voz, las muecas de tu rostro, los guiños de tus ojos, la manera como respiras y hasta la distancia que mantienes entre las personas forman parte de ese idioma mudo que la conciencia corporal individual manifiesta espontáneamente.
- No te eximas de mostrar tus alegrías, disgustos e inquietudes, el cuerpo se encargará de reflejarlos.
- Te recomendamos ser cuidadoso y no confundir el compromiso personal de cuidar tu cuerpo con obsesionarte por un cuerpo perfecto. Aléjate de los estereotipos que los medios de comunicación promueven.
- La sociedad de consumo apuesta por modelos dotados de belleza olvidándose de la verdadera esencia. Está de tu parte comprender que tú eres único, no tienes copia y utilizando tu lenguaje corporal podrás gritarle al mundo que eres una creación divina.
- También estás en todo tu derecho de poner una barrera o coraza que te protejan de eventos que lastimen tu integridad física y mental.
Cultivar en los hijos la importancia de la conciencia corporal es muy útil para ellos. Desde las caricias, los besos, la palabra cálida, aprenden y disfrutan de ese contacto que con el ejemplo, a futuro pondrán en práctica, entre amigos, compañeros, parejas o conocidos.
Esto les da seguridad para acercarse libremente sin miedo al rechazo.
Los niños tienen que descubrirse, estar alerta ante el mundo circundante y deben dejarse llevar por los sentidos, sus percepciones y visiones particulares. Cuando surgen las relaciones interpersonales al igual que en el adulto, tener confianza plena de cómo se desenvuelve y es aceptado por los demás.
Por ello explorando su cuerpo y cada una de sus partes, tener su espacio y conocer sus límites le ayuda a tomar conciencia de su rol como ser humano e integrante de una sociedad.
En la escuela se pone en práctica la evolución de la conciencia corporal y el aprendizaje es más llevadero. El niño tiene que ser estimulado por el maestro quien deberá velar y apoyar todo lo referente a su acción social, emocional, motora, neurológica e intelectual.
Sentir libertad en sus actos pero con responsabilidad, le da credibilidad como individuo y lo acerca a la práctica de los valores. En el hogar, los padres con el refuerzo del yo lo forman. Pero cuidado, no te excedas en mimos y cuidados.
Cuando alguna enfermedad aflora en su cuerpo, hay que establecer la prioridad del descanso y autoayuda. Los padres como es natural se ocupan ante un resfriado, fiebre o malestar, mucho más si este es complicado o implica intervención quirúrgica.
Explícale sencillamente que es una condición momentánea de su cuerpo, el cual halla su propia cura mediante la actitud que asuma ante ella. Si tú estás intranquilo le transmites la misma inquietud.
Cuando hablamos de ejemplo, los pequeños son esponjas e imitan fácilmente. Así que si eres tú quien se siente mal, ocúpate de ti. Se responsable y busca sanar.
No pases por alto ese momento. Consiéntete, acuéstate unas horas, relájate, no te sabotees, ni abuses de tu cuerpo. Muchas veces las responsabilidades de la casa y la oficina no te permiten “perder tiempo”, por el contrario, rindes más si estás completamente recuperado. En este caso el amor propio debe prevalecer.